Cenando a la mesa del Maestro

� Copyright 1997, 2006 - Paul D. Norcross Todos los derechos reservados. Permision granted to freely copy en Espanol if copied in the entirety. Also Publicado a www.KingdomFaithMinistries.Org . 87 Cenando a la mesa del Maestro: Aprendiendo a oír la voz del Señor Emoción almática A menudo, los cristianos enfrentan problemas. Pero demasiado a menudo, un cristiano magnifica el problema por encima de Dios. A veces esto es meramente por la reacción almática del problema. Las emociones del alma quieren arreglar desesperadamente, lo que sólo la fe puede proporcionar. Desarrollar la ansiedad del alma puede resultar en frustración. A veces sobremagnificar un problema delante de Dios es algo demoníacamente inspirado de un espíritu de miedo, opresión, pánico o un espíritu emocional, etc. Finalmente, a veces la emoción se levanta de un espíritu engañoso que proporciona información falsa sobre el problema y su solución Bíblica. Puede ser acompañado, adicionalmente, por un espíritu de orgullo. El orgullo guarda a la persona maquinando en el problema y las soluciones falsas en lugar de adorar apaciblemente al Señor. Obviamente, estas tres razones para las emociones almáticas sólo rasgan la superficie acerca de la identificación de sus fuentes. Caracterizar a los demonios encajonándolos en descripciones finitas es como súper simplificar las personalidades humanas en categorías y tipos discretos–¡El verdadero número de posibles permutaciones es interminable! Sin embargo, el punto es comenzar a entender algunos mecanismos importantes que les impiden a los cristianos oír la voz del Señor. Uno de los principales impedimentos son las emociones incontroladas. La preocupación emocional por un problema bloquea la habilidad de separar la voz apacible de Dios en el espíritu, del tumulto interno de sentimientos que muchos mantenemos. Para que el Señor pueda dirigir nuestros caminos, debemos estar dispuestos a escuchar. Muchos cristianos le traen sus problemas al Señor y su preocupación aplastante por ellos ahoga la dirección del Señor, Su consejo, enseñanza y amonestación. Como fue notado en la introducción a este libro, la preocupación por el ego, en lugar de la preocupación con alabanza y adoración produce resultados alma-inspirados. Por ejemplo, un corazón cargado en sí mismo ora acerca del problema, pero un corazón cargado, pero también en alabanza, ora las soluciones y consigue resultados exitosos. Finalmente, un corazón que mora en problemas es un corazón que está morando en un orgullo auto-absorbente. Los problemas se retienen más herméticamente que confiar en la habilidad de Dios para resolverlos. Por otro lado, un corazón lleno de alabanza es un corazón lleno de humildad. Dios resiste al orgulloso. Su gracia va al humilde (I Pedro 5:5 y 6). A los que vienen a Él según Su norma (alabanza y acción de gracias), y no en su propia norma (enfocados en su ego, desagradecidos), son a los que les es dada más gracia. ¡Por favor no entiendas mal-Dios oye los lamentos emocionales de Su pueblo! Es justo que Su voz y el compañerismo amoroso puedan penetrar los corazones preparados con alabanza. Una de las más grandes claves para controlar las emociones y aprender a oír la voz del Señor es dejar de orar el problema y desarrollar la disciplina de alabar al Cristo. Los alabadores son solucionadotes de problemas, ya que el Señor trabaja con ellos y no con los quejumbrosos.

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