Cenando a la mesa del Maestro

� Copyright 1997, 2006 - Paul D. Norcross Todos los derechos reservados. Permision granted to freely copy en Espanol if copied in the entirety. Also Publicado a www.KingdomFaithMinistries.Org . 86 Cenando a la mesa del Maestro: Aprendiendo a oír la voz del Señor Capítulo 9 Decepción vs. Revelación: Cómo discernir la diferencia Primero de Tesalonicenses 5:23 nos dice que Dios nos dio un espíritu, un alma y un cuerpo. ¡Alaba a Dios por lo que Él hizo! Tenemos el privilegio de usar cada uno de éstos para Su gloria. Cuando nacemos de nuevo, nuestro espíritu se vuelve un súper espíritu energizado por el Espíritu Santo con el que podemos hacer las obras de Jesucristo y aun mayores, según Juan 14:12. Uno de los más grandes impedimentos para recibir revelación (así como dar una palabra de profecía) es el alma. El alma aloja las emociones del hombre, su intelecto y la razón. Las emociones son tremendos recursos para amar al “inamable,” perseverar cuando el cuerpo se cansa y sostener la esperanza cuando la razón sugiere otra cosa. Pero cuando viene la revelación, las emociones frecuentemente minan el oír de la voz del Señor claramente. La “línea telefónica espiritual” del cristiano al Señor traduce mensajes a través del mismo centro procesador de mensajes en el alma (es decir el cerebro) que el alma usa. Consecuentemente, la revelación del Señor a tú espíritu "suena" como "el mismo tono de voz" de tus propios pensamientos. Dicho de otra forma, tu alma tiene sólo un dispositivo de traducción. La voz del Espíritu se descifra a través de ella, y por consiguiente "suena" igual que esos pensamientos que típicamente se originan en el alma. Por consiguiente, sin tener en cuenta la fuente del mensaje, el "sonido de la voz" parece ser el mismo. Los cristianos a menudo esperan oír una gran voz desde fuera de ellos para verdaderamente oír "la voz del Señor." Pero el hecho es que, más que nunca, Él habla a tu espíritu con una voz interna y callada, dentro de ti. Debido a esto, aprender a distinguir el sonido de Su voz es sumamente difícil cuando no se impone silencio al ruido periférico, a las distracciones y a las interferencias. La interferencia más común viene de: 1. la emoción almática 2. los espíritus engañosos 3. el orgullo 4. la idolatría 5. la fatiga 6. la complacencia espiritual (pereza)

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