Cenando a la mesa del Maestro

� Copyright 1997, 2006 - Paul D. Norcross Todos los derechos reservados. Permision granted to freely copy en Espanol if copied in the entirety. Also Publicado a www.KingdomFaithMinistries.Org . 88 Cenando a la mesa del Maestro: Aprendiendo a oír la voz del Señor Un cristiano envuelto en sus emociones mientras intenta pedirle revelación al Señor acerca de qué hacer en un problema determinado a menudo ora así: "Señor, ya no puedo aguantar este problema. Tú tienes que hacer algo. ¿Por qué no me has estado escuchando? ¡Yo necesito que este problema esté arreglado ahora!" ¡Ciertamente todos hemos estado tentados a orar así! Quizás hemos hecho así sin comprenderlo, a través de simplemente sostener semejante actitud en lo profundo de nuestros corazones. Tal pensamiento puede ser muy sutil. A veces, podemos encontrarnos buscando la mano del Señor en lugar de Su rostro-orando nuestro problema en lugar de alabar y reconocer Su poder muy por encima de la situación que nos agobia. La diferencia entre la mano y el rostro es el corazón entre ellos. Un corazón más motivado con la solución al problema primero ora para que la mano del Señor intervenga. Sin embargo, el cristiano que primero busca Su rostro, alabará y le rendirá culto a Él hasta entrar a Su presencia en la cámara secreta del Señor, y siendo invitado por Él a pedir, sólo entonces pondrá el problema a Sus pies. Una oración ofrecida en la cámara del trono de alabanza es mucho más eficaz que una oración hecha en el armario de la desesperación. Moisés es un ejemplo imponente de un hombre que aprendió a recibir revelación en medio de las circunstancias emocionales extremas. ¿Quién de nosotros tendría la paz mental para oír la voz del Señor al borde del Mar Rojo? Ciertamente, sólo la tendría un verdadero alabador. Cuando más de dos y un medio millones de demandantes estaban demandándole que los devolviera a la esclavitud egipcia, y la fuerza más grande de los ejércitos visibles de satanás estaban maniobrando para llegar a ellos y atacarlos, Moisés le proclamó al pueblo: “No temáis; estad firmes, y ved la salvación que Jehová hará hoy con vosotros; porque los egipcios que hoy habéis visto, nunca más para siempre los veréis” (Éxodo 14:13). ¿Cómo podría Moisés tener tal calma en esta crisis? Fácil. Él tenía una relación con el Señor. En una conversación más temprana un día o dos antes, el Señor ya le había dicho a Moisés lo que Él iba a hacer (Éxodo 14:1-12). Moisés pudo, por consiguiente, fácilmente controlar sus emociones y permanecer con paz dentro de su alma. Si los cristianos sólo se registraran con el Señor cada día y comieran a Su mesa, ellos podrían controlar sus propias almas y evitar emociones desbocadas. El conocimiento personal que Jesús proporciona cenando a Su mesa les permite a los cristianos evitar estar asustados cuando la calamidad golpea. Nuestro Dios ha contado cada pelo de nuestras cabezas (Mateo 10:30; Lucas 12:7). El Salmo 139 declara que Él conoce nuestro sentarnos y levantarnos, y además, conoce nuestros pensamientos más remotos. Sabiendo todo esto, Él ciertamente conoce cada catástrofe que nos pase, cada miedo y cada preocupación nuestra. ¿No podrá también ayudarnos a cruzar nuestros Jordanes y nuestros Mares Rojos? ¿Si Él ya conoce nuestras

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