Cenando a la mesa del Maestro

� Copyright 1997, 2006 - Paul D. Norcross Todos los derechos reservados. Permision granted to freely copy en Espanol if copied in the entirety. Also Publicado a www.KingdomFaithMinistries.Org . 108 Cenando a la mesa del Maestro: Aprendiendo a oír la voz del Señor Salmos 95:6-10 Venid, adoremos y postrémonos; Arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor. Porque él es nuestro Dios; Nosotros el pueblo de su prado, y ovejas de su mano. Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones, como en Meriba, Como en el día de Masah en el desierto, Donde me tentaron vuestros padres, Me probaron, y vieron mis obras. Cuarenta años estuve disgustado con la nación, Y dije: Pueblo es que divaga de corazón, Y no han conocido mis caminos. La dureza del corazón de Israel les impidió escuchar la voz del Señor. Por lo tanto, no pudieron conocer Su camino dado a través de una revelación específica. La liberación del poderío de Egipto sobre ellos debería haberlos suavizado. La provisión diaria de maná caído del cielo debería haber sido una clave y la plaga de codornices después de haberse quejado con el Señor acerca del maná debería haber sido una llamada de alarma. La columna de fuego debe haberle dicho aun a los más orgullosos entre ellos que el Señor quería que aprendieran a depender de “Su camino” oyendo Su voz. Hoy en día, no necesitamos columnas de nube ni de fuego. Hoy, en contraste a los días de Moisés, tenemos la misma medida rebosante del don del Espíritu Santo que Jesús tenía. Así que aunque ayudas visuales tan dramáticas como esas columnas son impresionantes al ser guiados por el poderoso Espíritu Santo, no las necesitamos tan a menudo. Sin embargo, la misma orgullosa independencia que caracterizó a Israel en el desierto (su resistencia a ser guiados por el Señor), todavía caracteriza al hombre de hoy en día. El pueblo sigue fallando en recoger el maná divino del Señor. Romanos 8:13-14 porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. La carne batalla contra el Espíritu. Cuando el pueblo camina bajo información carnal, no puede ser guiado por las palabras que salen de la boca del Señor y reveladas por el Espíritu Santo. La nación de Israel prefirió caminar por información carnal–sus propios ojos, oídos, temores e ideas. Cuando aprendemos a oír la revelación del Espíritu y descansar en ella, crecemos en aprender a ser guiados por Él. Las palabras que recibimos en nuestro espíritu, provenientes del Señor, son palabras de maná revelado por medio de las cuales viviremos y seremos guiados. Éste es el camino del Señor. Éxodo 32:1, 7-8 Viendo el pueblo que Moisés tardaba en descender del monte, se acercaron entonces a Aarón, y le dijeron: Levántate, haznos dioses que vayan delante de nosotros; porque a este Moisés, el varón que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué le haya acontecido.

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