Cenando a la mesa del Maestro

� Copyright 1997, 2006 - Paul D. Norcross Todos los derechos reservados. Permision granted to freely copy en Espanol if copied in the entirety. Also Publicado a www.KingdomFaithMinistries.Org . 94 Cenando a la mesa del Maestro: Aprendiendo a oír la voz del Señor Porque cualquier hombre de la casa de Israel, y de los extranjeros que moran en Israel, que se hubiere apartado de andar en pos de mí, y hubiere puesto sus ídolos en su corazón, y establecido delante de su rostro el tropiezo de su maldad, y viniera al profeta para preguntarle por mí, yo Jehová le responderé por mí mismo; y pondré mi rostro contra aquel hombre, y le pondré por señal y por escarmiento, y lo cortaré de en medio de mi pueblo; y sabréis que yo soy Jehová. Y cuando el profeta fuere engañado y hablare palabra, yo Jehová engañé al tal profeta; y extenderé mi mano contra él, y lo destruiré en medio de mi pueblo Israel. La fatiga Las batallas pueden ser agotadoras, y todos los guerreros necesitan descanso y buena nutrición. Aunque la fatiga es un estorbo obvio para la alabanza entusiástica y la adoración, puede ser tan obvia que se pase por alto el reconocer que las puertas están abiertas al ataque demoníaco y a la decepción. Ciertamente la regularidad con la que nosotros cenamos a la mesa del Señor es afectada a través de la fatiga. Muy a menudo el creyente fija horarios alrededor de las responsabilidades mundanas en lugar de hacerlo alrededor de las horas de comer con Jesucristo. Como resultado, los creyentes a veces se encuentran trabajando horas más largas que las que disponen para pasar con el Padre. Permítele al Señor dirigir tu camino en el trabajo, para que el trabajo no se vuelva una barrera a Él en lugar de la bendición que debe ser. Complacencia espiritual Al principio, la estupidez espiritual y la complacencia podrían parecer ser el resultado de cualquiera o todos de un grupo de problemas que incluyen aquellos previamente anotados. Pero muy a menudo, la pereza espiritual y la complacencia son el resultado de la falta de temor de Dios. Proverbios 1 y 9 claramente establecen que el temor de Dios es el principio del conocimiento y la sabiduría. Refiriéndose proféticamente a Jesús en Isaías 11: 1-5, el temor de Dios le ayudó a Jesús para evitar juzgar con sus ojos y reprobar lo que pasó por sus oídos29. Un temor saludable del Señor nos ayuda hoy de la misma manera-incluyendo el evitar las clases equivocadas de auto-enfoques: auto-juicio, auto-condenación, la auto-desilusión, etc. Pero más importante aún, el temor de Dios le ayuda a los creyentes a mantener el respeto, la intimidad, la reverencia y la auto-humillación ante el Señor. ¡Sin el temor del Señor, el orgullo y la vanagloria incluso se levantan por encima de la misma relación que el creyente busca construir con Él! Una frialdad hacia el compañerismo reemplaza el calor a medida que crece la displicencia hacia el espíritu de conocimiento y temor del Señor (Isaías 11:2). 29Isaías 11:3-4-Y le hará entender diligente en el temor de Jehová. No juzgará según la vista de sus ojos, ni argüirá por lo que oigan sus oídos; sino que juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra; y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus labios matará al impío.

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