Cenando a la mesa del Maestro

� Copyright 1997, 2006 - Paul D. Norcross Todos los derechos reservados. Permision granted to freely copy en Espanol if copied in the entirety. Also Publicado a www.KingdomFaithMinistries.Org . 8 Cenando a la mesa del Maestro: Aprendiendo a oír la voz del Señor sus primeros tres años después de su conversión “a solas con el Señor en Arabia.” Jesucristo aprendió cómo nuestro Padre trabajaba dentro de Él durante sus 40 días en el desierto. El Señor nos enseña el camino a la medida que nosotros aprendemos a caminar junto a Él. Caminando junto a Él La mejor manera que yo conozco para comenzar a caminar junto a Él es pasar tiempo a diario alabando y adorando al Padre. Cuando tú confiadamente vengas a Él, te sorprenderás de la profundidad de tu relación con Jesús, y toda la dirección que Él te dará. Salmos 100:4 Entrad por sus puertas con acción de gracias, Por sus atrios con alabanza; Alabadle, bendecid su nombre. Entrar por Sus puertas y por Sus atrios se refiere a llegar a lo más íntimo de su santuario, donde Dios vivía en el Antiguo Testamento. Una vez al año, el sumo sacerdote entraba al Lugar Santísimo para tener comunión con Dios. Si el sacerdote entraba con pecado e impureza, no sobreviviría. Sería matado. Hoy, como resultado de nuestra confesión de Jesucristo como nuestro Señor1, somos su habitación2 y podemos tener una audiencia con Él. Pero no muy a menudo tendremos compañerismo con Él si no entramos precedidos por acción de gracias, alabanza y arrepentimiento por nuestros pecados. Hoy en día, nuestra ofrenda es la alabanza de nuestros labios.3 La alabanza que brota de un corazón agradecido abre el acceso al compañerismo con el Señor. Él hablará mucho en la quieta adoración de nuestro espíritu. Mateo 7:18-25 contiene verdades serias para los cristianos que no han aprendido a escuchar la voz de Jesús nuestro Señor, y de nuestro Padre celestial. Mateo 7:21-25 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. 1 Romanos 10:9-10-que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. 2I Corintios 6:19-¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Efesios 2:21-22-en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu. 3Hebreos 13:15-Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre.

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