Cenando a la mesa del Maestro

� Copyright 1997, 2006 - Paul D. Norcross Todos los derechos reservados. Permision granted to freely copy en Espanol if copied in the entirety. Also Publicado a www.KingdomFaithMinistries.Org . 7 Cenando a la mesa del Maestro: Aprendiendo a oír la voz del Señor Introducción Mutsuko Yoneda no podía ignorar la voz del Señor por más tiempo. Por tres meses Él la había estado urgiendo para que dejara la ciudad y se fuera a las colinas. Dentro de su espíritu, la insistencia del Señor fue tan fuerte que ella sabía que no debía de hacer más dilación. Mursuko envolvió a sus niños y le explicó a su cuñada, quien también era su empleada lo que el Señor le había dicho. Esa noche ella se encontró acampando muy lejos en las montañas. A la mañana siguiente, la ciudad de Hiroshima, Japón ya no existíai. Confiando en la voz del Señor Mutsuko había aprendido a confiar en la voz del Señor. La reconocía porque había aprendido a desarrollar una relación con el Señor y había elegido obedecerle. También había otros cristianos en Hiroshima. El Señor no hace acepción de personas (Romanos 2:11; Efesios 6:9). Ciertamente Él trató de hacerse oír por cada uno de sus hijos. Algunos de ellos no escucharon. Proverbios 3:5-6 Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas. La palabra “fiar” incluye un sentido de “confidencia en.” Cuando nosotros confiamos en el Señor, nosotros compartimos nuestro corazón con Él. Para que el Señor dirija nuestros pasos, debemos estar dispuestos a escuchar. Muchos cristianos traen sus problemas al Señor, y la ansiedad de su preocupación no les deja oír Su dirección, advertencias, enseñanzas y consejos. Preocupación con nuestro ego en vez de preocupación con alabanza y adoración, produce resultados anémicos. Un corazón centrado en el “yo”, ora el problema. Pero un corazón encendido en adoración, continuamente alaba a Dios por Sus soluciones y obtiene resultados. Un corazón que está morando en sus problemas, los pone más alto que a Dios, más en alto que Su habilidad para resolverlos. Esto es el resultado del orgullo, no de la humildad. Por el otro lado, un corazón lleno de alabanza es un corazón humilde. Dios resiste al orgulloso. Su gracia está con el humilde (I Pedro 5:5-6). La gente que viene a Él de acuerdo sus estándares (alabanza y acción de gracias), y no en sus propios estándares (enfocados en sí mismo y sin agradecimiento), son aquellos quienes Él les da más gracia. Por favor no malinterpretes-¡Dios oye el clamor de Su pueblo! Es simplemente que Su voz y amante corazón son capaces de penetrar a los corazones preparados con alabanzas. Así que ¿Cómo puede un cristiano comenzar a edificar su relación con el Señor de tal manera que pueda aprender cómo Él trabaja dentro de su espíritu? Pablo lo hizo pasando

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