Cenando a la mesa del Maestro

� Copyright 1997, 2006 - Paul D. Norcross Todos los derechos reservados. Permision granted to freely copy en Espanol if copied in the entirety. Also Publicado a www.KingdomFaithMinistries.Org . 45 Cenando a la mesa del Maestro: Aprendiendo a oír la voz del Señor Capítulo 5 ¿Hijo, quisieras más maná? Jesucristo todavía está tocando a la puerta de nuestro corazón para cenar con nosotros. Sabemos por Deuteronomio 6 y Marcos 12 que debemos amar al Señor nuestro Dios con todo nuestro corazón, alma, mente y fuerza, y de Juan 14:23, que expresamos este amor por guardar Sus palabras. De Juan 15:4-6 conocemos más a fondo que sin morar continuamente en Jesús, La Vid Verdadera, no podemos hacer nada, y que nuestros trabajos auto-inspirados no valen nada y serán lanzados al fuego. En contraste, el versículo 15:7 dice que cuando moramos en Él, permitiendo que Su rhema (la revelación inspirada) more en nosotros, se produce fruto que glorifica al Padre. El rhema se recoge de las conversaciones personales con el Señor alrededor de Su mesa. Éste precisamente es el mecanismo que Él indicó que usaría para construir Su iglesia en Mateo 16:13-18. También sabemos de Juan 5:38-40, cuando el Señor desafió a los fariseos para buscarlo en las Escrituras, que un estudio intelectual y personal de las Escrituras sin una búsqueda íntima de Jesús no les permitiría recibir vida. Cómo fue escrita la Palabra de Dios A estas alturas es útil descubrir cómo la revelación escrita de las Escrituras llegó a ser escrita. Veremos que la manera de oír la voz del Señor mencionada hasta este punto es la misma con que el Señor inspiraba a los hombres de Dios para escribir la Biblia. Apocalipsis 1:1-5, 9-11 La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas, que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan, que ha dado testimonio de la palabra de Dios, y del testimonio de Jesucristo, y de todas las cosas que ha visto. Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca. Juan, a las siete iglesias que están en Asia: Gracia y paz a vosotros, del que es y que era y que ha de venir, y de los siete espíritus que están delante de su trono; y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre, Yo Juan, vuestro hermano, y copartícipe vuestro en la tribulación, en el reino y en la paciencia de Jesucristo, estaba en la isla llamada Patmos, por causa de la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo.

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