Cenando a la mesa del Maestro

� Copyright 1997, 2006 - Paul D. Norcross Todos los derechos reservados. Permision granted to freely copy en Espanol if copied in the entirety. Also Publicado a www.KingdomFaithMinistries.Org . 57 Cenando a la mesa del Maestro: Aprendiendo a oír la voz del Señor ni subí a Jerusalén a los que eran apóstoles antes que yo; sino que fui a Arabia, y volví de nuevo a Damasco. Después, pasados tres años, subí a Jerusalén para ver a Pedro, y permanecí con él quince días; pero no vi a ningún otro de los apóstoles, sino a Jacobo el hermano del Señor. En esto que os escribo, he aquí delante de Dios que no miento. Después fui a las regiones de Siria y de Cilicia, y no era conocido de vista a las iglesias de Judea, que eran en Cristo; solamente oían decir: Aquel que en otro tiempo nos perseguía, ahora predica la fe que en otro tiempo asolaba. Y glorificaban a Dios en mí. Después, pasados catorce años, subí otra vez a Jerusalén con Bernabé, llevando también conmigo a Tito. Pero subí según una revelación, y para no correr o haber corrido en vano, expuse en privado a los que tenían cierta reputación el evangelio que predico entre los gentiles. Pablo era quizás el creyente más Escrituralmente instruido del primer siglo. Él no fue a Arabia a esconderse y permitir que el polvo se asentara por haber matado a los cristianos, y tampoco fue allí a aprender mejor la Biblia. Él fue a aprender cómo interactuar con Jesús a través del Espíritu Santo. Fue a aprender a ser guiado por el Espíritu. Tan descarado como él era antes de su conversión en el camino a Damasco, Pablo se volvió aun más intrépido después. Él se fue a Arabia porque fue dirigido por el Espíritu que así lo hiciera. Allí aprendió a oír y someterse al exaltado Señor. Durante este tiempo, Pablo aprendió a caminar por revelación así como Ananías había aprendido a caminar en Hechos 9:10-18. También Jesús tuvo que aprender a caminar por revelación. Lucas 3:21-22 Aconteció que cuando todo el pueblo se bautizaba, también Jesús fue bautizado; y orando, el cielo se abrió, y descendió el Espíritu Santo sobre él en forma corporal, como paloma, y vino una voz del cielo que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia. Lucas 4:1-2, 14 Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto por cuarenta días, y era tentado por el diablo. Y no comió nada en aquellos días, pasados los cuales, tuvo hambre. Y Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea, y se difundió su fama por toda la tierra de alrededor. Después de ser bautizado por Juan en el Río Jordán, Jesús recibió el Espíritu Santo (Lucas 3:21-22). Durante los cuarenta días en el desierto, Jesús aprendió a caminar en el

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