Cenando a la mesa del Maestro

� Copyright 1997, 2006 - Paul D. Norcross Todos los derechos reservados. Permision granted to freely copy en Espanol if copied in the entirety. Also Publicado a www.KingdomFaithMinistries.Org . 10 Cenando a la mesa del Maestro: Aprendiendo a oír la voz del Señor pasar tiempo a solas con el Señor. ¡Por supuesto que así es ¡satanás se encarga de que así sea! ¿Pues qué podemos hacer al respecto? Tú puedes encender un fuego con la ayuda del Señor Durante el tiempo de frío, lo primero que hago cuando me despierto, es ir al sótano y reavivar la calefacción. La leña ha estado ardiendo toda la noche y se necesita agregar madera nueva a la estufa, Pero antes de que la leña nueva se encienda, a veces se necesita sacar las cenizas y comenzar con un encendido moderado y en seco. Podría ser necesario soplar para encender la leña nueva y comenzar la ignición. En otras palabras, hay que esforzarse para que comiencen a aparecer las llamas. Los pocos carbones encendidos que han quedado, no producen mucho calor. Tenemos que trabajar con el Señor todos los días para mantener nuestro fuego ardiendo. Algunos de nosotros andamos con una estufa fría antes de que finalmente nos demos cuenta de cual es la razón por la que nos sentimos distantes del Señor. Algunos añadirán un montón de llamadas telefónicas a confidentes espirituales. Otros sacudirán sus pies y notarán que su temperatura espiritual está decayendo. Ellos tratarán de subir su temperatura mediante leer testimonios incontables, o tratarán de autoencenderse por medio del fuego de alguien más, asistiendo a incontables seminarios. Notarán el frío aliento y se preguntarán a donde se fue el fuego del Señor. Todo a consecuencia de que se olvidaron de encender su propio corazón estando en compañía de Él cada mañana. Para hacer que las llamas aparezcan, necesitamos usar buena madera, sazonada con una humilde confesión de pecados (I Juan 1:9), y colocarla gentilmente con alabanza y adoración. Necesitamos soplar las llamas-tal vez gentilmente o tal vez fervorosamente-de acuerdo a la guianza del Señor, y necesitamos refrescarnos a nosotros mismos en el calor de Su llama a medida que el fuego se apaga. Curiosamente, con mi estufa de madera, necesito reavivarla cada mañana si espero tener calor para todo el día. Jesús lo hizo. ¿No debemos nosotros hacer lo mismo? Marcos 1:35 Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba. Dios no te va a golpear en la cabeza para decirte cosas. Él aguarda el calor apacible de tu encendido corazón. Él no le gritó a Moisés, a Abraham o a Samuel. En lugar de eso, atrajo a Moisés por medio de la zarza encendida. Moisés se quitó el calzado y puso atención. Abraham pudo permanecer en Harán en el confort de los negocios de la familia, y Samuel pudo darse vuelta y volverse a dormir cada vez que escuchaba la voz del Señor. Ananías podría haber continuado con sus propios negocios e ignorado el llamado del Señor de ir y ministrar al futuro apóstol Pablo. Mutsuko Yoneda no solamente se despertó una mañana para escuchar al Señor hablándole. Todas estas personas habían construido una relación progresiva con el Señor, haciendo de Él su mejor amigo. En el proceso, habían aprendido a confiar en Su voz. Tal confianza

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