Cenando a la mesa del Maestro

� Copyright 1997, 2006 - Paul D. Norcross Todos los derechos reservados. Permision granted to freely copy en Espanol if copied in the entirety. Also Publicado a www.KingdomFaithMinistries.Org . 19 Cenando a la mesa del Maestro: Aprendiendo a oír la voz del Señor estaban tranquilamente realizando sus labores y otros estaban conversando en voz baja. Yo estaba en la ventana del puente mirando con dificultad a través de la niebla cuando el Señor me dijo: “Paul, puedes levantar la neblina.” Yo estaba encantado. Justo aquí, yo había decepcionado al Señor hacía pocas horas en el astillero. Sentí maravilloso que Él me estaba dando otra oportunidad. Con una voz quieta e ininterrumpida, susurré a la ventana: “Dios, gracias por librarnos de la neblina.” Yo no había aprendido todavía a simplemente reclamar las cosas con la autoridad que Jesús ya nos ha dado a nosotros, así que para este tiempo, todavía le pedía a Dios que actuara según su revelación para mí. Pasaron algunos segundos. Nada sucedía. Luego Dios dijo: “Eso estuvo bien, Paul. Voy a hacerlo, pero quiero que lo digas de nuevo un poco más fuerte.” “No hay problema,” dije. Todavía era yo y la ventana del puente. Podía fácilmente subir unos decibeles sin exponerme a la tripulación. Traté de nuevo. “Dios, en el nombre de Jesucristo, gracias por librarnos de la neblina.” Esta vez sentí que el Señor me daba golpecitos en los hombros en la medida en que yo me daba cuenta que nada sucedió otra vez. “Eso estuvo bien otra vez, Paul, pero esta vez quiero que lo digas en voz tan fuerte que lo oigan todos en el puente.” Empecé a desfallecer en mi corazón. “Pero Señor…,” fue todo lo que pude decir antes que Él trajera a mi mente el voto que yo había hecho más temprano en el astillero-“Si Tú alguna vez me das una revelación como esa de nuevo, te prometo que no te fallaré.” Supe que tenía que gritarlo y la única manera de saber con certeza que era el Señor quien estaba respaldando esto fue hacerlo. Afuera, en la quietud de las labores del puente grité: “¡DIOS, EN EL NOMBRE DE JESUCRISTO, GRACIAS POR LIBRARNOS DE LA NEBLINA!” El puente se quedó callado. Súbitamente sentí como si tuviera un bulbo luminoso de 1000 Watts calentándome atrás de mi cuello. Todas las conversaciones cesaron. Me mantuve viendo afuera de la ventana, mi espalda hacia el resto del puente. Nada pasaba. En este punto, ¿Qué haces tú? Decidí que mejor me ponía a hacer mis labores como si nada. Con dificultad miré en la oscuridad hacia el repetidor de radar junto a mí y ví cómo daba una vuelta completa alrededor. Sólo unos dos o tres segundos habían pasado, pero parecía una eternidad. El observador de a bordo fue el primero en gritar: “¡Wow!” Miré hacia arriba para ver cómo la neblina era levantada totalmente del barco. De hecho, se había despejado completamente unas 5 millas alrededor del barco, formando un círculo perfecto. Todos estábamos sorprendidos. La niebla permaneció como una pared a unas 5 millas hacia fuera en todas direcciones por unos 45 minutos. El momento que dejé el puente terminando mi turno de observación, la neblina cayó otra vez sobre el barco y permaneció por varias horas más.

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